Desde los dieciocho años, Jase había protegido a Brenna… de sí mismo, así como de lo demás. Vivir con ella resulta demasiado provocador incluso para su voluntad de hierro. Él reclamará lo que es suyo, tomará a Brenna de formas que sólo había soñado antes, hundiéndose tan profundamente dentro de su lujurioso cuerpo que él nunca encontrará la manera de salir. Y estaría condenado si la dejara irse.
Un caluroso verano en Texas no puede competir con la tórrida lujuria cuando Brenna se entrega, se somete, le ofrece todo lo que es a Jase, al único hombre que ama locamente… al único.
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