Muy y pronto, sin embargo, la idea de cobrarse su venganza mediante una tórrida y excitante aventura sin compromisos empezó a resultarle interesante. Quizá fuera justo lo que necesitaba antes de perdonar a Andrew. Y en Peter había encontrado al hombre adecuado para llevar a cabo sus fantasías sexuales.
Su relación con Peter se basaba exclusivamente en el sexo y la pasión del momento, y al poco tiempo decidió que ya era hora de arreglar las cosas con su marido. Pero Peter se había obsesionado con ella y no iba a renunciar tan fácilmente a verla. Primero, fueron las tarjetas, los regalos, las llamadas… y posteriormente las amenazas.
Estaba empeñado en que fuera suya a toda costa, aunque para ello tuviera que cobrarse su propia venganza.
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